30 enero 2016

... y baila que te bailaré.

Publicado en La Iberia, semanario de Ciudad Rodrigo, el día 24 de enero de 1904.
REMITIDO
Señor Director de La Iberia.
Ciudad Rodrigo.
Indignación grandísima y sorpresa enorme, me causó el último número de su ilustrado semanario, por el incalificable exabrupto que lleva la firma de Lope Durán.
Sólo de almas ruines y cobardes es propio lo que conmigo se ha hecho en la presente ocasión, por seres tan decentes y tan bien educados que no temen pagar con una villanía un rasgo de generosidad y nobleza.
Accediendo a súplicas reiteradísimas de personas prestigiosas de la localidad, ajenas a rencillas políticas (entre las que me bastará citar a los señores Eduardo Aparicio y don Santiago García) y no queriendo ser un obstáculo a la pacificación que se intenta, publiqué, movido del amor a mis convecinos, mi último remitido.
No creí señor Director, que a un acto noble iba a responderse con una coz propia de una bestia; pero ya que se me desafía, verá esa gente, incapaz de comprender la nobleza del alma, hasta qué punto un hombre chiquitín puede ser revoltoso y bailarín. ¿Se entera bien el Lope? Revoltoso, así con todas las letras y como dice el adagio, pero jamás embustero. El que falsea la verdad y miente como un bellaco, ya se dirá en su día quien es, pues me atengo en un todo al sumario que con motivo de los hechos se tramita en el Juzgado de Instrucción.
Si en el primer momento la indignación se apoderó de mí, ahora, que ya calmado medito tamaña ruindad, me río de tipejos dignos sólo de mofa y de la más despreciable sonrisa. El Lope echó un jarro de agua fría a mis generosas intenciones, precisamente cuando más motivo tenía a mostrarme reconocimiento por haber dado al olvido los dislates de su señor padre.
Tamañas enormidades
olvidé ¡por Belcebú!
pero él habló y dijo…
muchísimas barbaridades.
Y conste que a raíz de haber dado a la prensa mi último remitido (antes de ver la luz pública) se me quiso provocar a duelo. Como tengo arraigadas mis creencias católicas y soy un ciudadano fiel guardador de las leyes, jamás hubiera aceptado lo que constituye un crimen.
¡Cualquier viviente se mete
con el tirador notable,
que igual maneja el florete
que manejar sabe el sable!
Verdad es que no falta quien susurre que ese señor no es ciertamente las armas lo que mejor tira, ¡Creo que es aficionado al género! De todas maneras, es viejo el refrán de fíate de Virgen y no corras.
Por no revolver lo que peor es meneallo no quiero sacar a colación la fazaña que cierto sujeto llevó a cabo en un lugar tan salto como la casa de Dios, nada menos que en plena función de Corpus contra un ministro del Altísimo. Aquel fue el más espeluznante sacrilegio que se ha visto bajo la capa del cielo.
No me extraña que tan rematado fariseo, para que no tenga el diablo por donde desecharlo, sea también un acérrimo duelista.
Quien pisoteó nuestra Ley,
enemiga de Satán,
se resigne a hacer el buey
o se lave en el Jordán.
Las aficiones bélicas de nuestro Alcalde, son notables como lo prueba el haber mandado armar bayoneta a la Guardia Civil para arremeter a pacíficos vecinos la noche de marras.
Y no se nos descuelgue el Lope con que los Civiles no usan bayoneta o sea cuchillo bayoneta el armamento moderno, la voz de mando es la misma.
No es fácil que en esto le pueda dar lecciones al mismo Dios de la guerra.
Que es en bélico arte
muy ducho, según discurro
y si el papá es nuevo Marte
el hijo es un grande… pillín.
Porque vamos a ver ¿no es propio de un pillín aquella patarata que nos quiere hacer tragar de la cayada delgada y otras faltillas al octavo mandamiento?
Lo mismo digo de la taimada reticencia con que habla de las personas decentes y bien educadas. En educación y decencia no admito lecciones de tal sujeto ni de nadie pues, aunque humilde
No cedo en lo bien criado
en decente y en cortés
ni a Lope el encopetado
ni a ningún otro Marqués.
Dice este sujeto en su comunicado o lo que sea, que con sus propias fuerzas tiene bastante su señor padre para ser Alcalde cuantas veces quiera y hasta archipámpano si se le pone en el chirumen ¡sí hombre sí! la Alcaldía pertenece a don Santiago Durán por derecho divino y por eso creemos a pie juntillas lo que usted nos dice, y que esta vez se la cederá porque le da la gana, a un amigo de confianza y por él designado. Después de cederla, claro está, cogerá otra vez su antiguo empleo “comisionado de apremios”, pues que todo está a su disposición. Tampoco “Dios nos libre” ponemos en tela de juicio la fama de buen renombre del señor Durán, no sólo en esta localidad y en toda la provincia y en las Indias Orientales y Occidentales y sobre todo en el tapete verde.
Pero dejemos esto para otro día pues ya me he extendido demasiado.
Y dado a cala el melón por hoy suficiente es ya con que… señor grandullón abur… (Se continuará).
CAYETANO RODRÍGUEZ

Fuenteguinaldo 21 de Enero de 1904

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