Transcripción literal de las noticias publicadas en El Adelanto de Salamanca en febrero de1897.
El Adelanto 3 de febrero de 1897
Anteayer salió para
Fuenteguinaldo, el señor don Francisco de la Concha Alcalde, acompañado de su
simpático hijo Pepe, y de los señores secretario del Gobierno Civil, Eustasio
García la Serna, y Registrador interino de la Propiedad.
El objeto de su viaje parece
no es otro que asistir personalmente á las fiestas que aquel pueblo le dedica
en agradecimiento á sus eficaces gestiones en favor de sus intereses, y
principalmente por su incansable actividad para lograr la resolución de un
famoso expediente, cuya tramitación, según nos han dicho, llevaba de duración
35 años, y al que viene á poner término un Real Decreto, por el que se declaran
exceptuados de venta los terrenos denominados “Dehesa Boyal”, “Cabeza Gorda” y
los Ejidos, siendo en lo sucesivo estos últimos de uso público.
Las fiestas de referencia
consistirán, en una solemne función religiosa que se verificará hoy, corridas
de toros, banquete popular en el cual el Ayuntamiento hará entrega al diputado
por Ciudad-Rodrigo del diploma que le acreditará en lo sucesivo como hijo
adoptivo de Fuenteguinaldo, serenatas, fuegos de artificio, etc., etc.
Sabemos que distinguidas
personas de Ciudad-Rodrigo han acompañado en su excursión al diputado, y que
las fiestas cuya celebración empieza hoy, han de llamar la atención de todos
los pueblos limítrofes al segundón del distrito.
El Adelanto, 13 de febrero
de 1897
DESDE FUENTEGUINALDO
Entusiasta hasta no más ha
sido la acogida que la villa de Fuenteguinaldo ha dispensado á su diputado el
señor Concha Alcalde, con motivo de la visita que le ha hecho al asistir á las
fiestas organizadas para celebrar la concesión de dos dehesas destinadas al
pasto de ganados.
El pueblo en masa esperaba á
su representante antes de llegar á las primeras casas, acompañándole hasta la
del alcalde, señor don Miguel Pedraza, donde se le tenía preparado alojamiento.
Sería imposible explicar la
alegría de los honrados guinaldeses, demostrada por incesantes aclamaciones,
que hicieron salir al balcón repetidas veces á su representante en Cortes.
En los dos días siguientes á
su llegada, se celebraron solemnísimas funciones religiosas en la magnífica
iglesia parroquial, con asistencia de la capilla de música de la Catedral de
Ciudad-Rodrigo, y sermón, que estuvo á cargo del reverendo P. Rodríguez, de la
Congregación del Corazón de María, quien elogió cumplidamente al pueblo que
llenaba las naves del templo, demostrando así que, ante todo y sobre todo,
acudía á dar gracias al dador de todo bien, por el grandísimo que acababa de
alcanzar.
Próximamente á las tres, del
primer día de las fiestas, comenzó el banquete, á que asistieron unos cien
comensales, encontrándose entre ellos las autoridades todas de la villa, los
señores Administradores de Hacienda y Propiedades de la provincia y el
Registrador interino de esta capital, y antes de servir el primer plato, el
señor alcalde, con elocuente frase, dio gracias al señor Concha, que presidía
la mesa, por sus trabajos en favor de la villa, coronados por tan feliz éxito,
y le entregó el diploma que acredita el acuerdo unánime del Ayuntamiento, de
declararle hijo adoptivo de aquel pueblo.
El señor Concha dio gracias
en sentidas frases por la distinción de que era objeto, siendo recibidas con
aplausos las palabras de ambos.
Músicas de viento y cuerda
se han oído por las calles y plazas durante todos los días de los festejos, no
habiendo faltado la tradicional fiesta nacional, ó sea capea de novillos y
toros de muerte, á que han asistido multitud de vecinos de los pueblos
comarcanos, reinando el orden y alegría más completos, y siendo recibido con
delirantes aclamaciones el señor Concha al aparecer en la plaza.
Si hubiéramos de hacer con
todos sus detalles este relato, sería interminable, y nada diremos por esto de
las demás manifestaciones de alegría, ni de la acertada representación del
drama El Castillo de Simancas, ejecutada por aficionados del pueblo con
perfección de artistas.
Satisfecho puede estar el
diputado por Ciudad-Rodrigo del cariño que le demuestran sus electores, y así
lo hizo constar cuando, rodeado de todos los vecinos de Guinaldo, se despidió
en breves y sentidísimas frases de ellos, recibiendo en su nombre cariñoso
abrazo de su párroco y alcalde.
Fuenteguinaldo, 9 de
Febrero de 1897.
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